“Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
Hechos 1:8
En su libro Love is Now (El amor es Ahora), Peter Gilquist mencionó que él y otros amigos fueron invitados a hablar ante un grupo de estudiantes de la UCLA (Universidad de California de Los Ángeles). Después de la reunión, un joven expresó un deseo de discutir el asunto de la salvación. Así que Gilquist hizo los arreglos para reunirse con él a la mañana siguiente.
El estudiante dijo que realmente quería tener lo que veía en las vidas de los creyentes. Pero dudaba en cuanto a hacer un compromiso porque pensaba que tendría que hablarles a los demás acerca de Jesús. Sin embargo, Gilquist le aseguró que para llegar a ser un cristiano no se le exigía nada sino tan sólo poner su confianza en Cristo.
Al darse cuenta que la salvación es por gracia de Dios por medio de la fe, el estudiante recibió al Señor Jesús como su Salvador con alegría. Pero algo extraño sucedió cuando regresó a la residencia de su fraternidad. Se encontró con un amigo y le contó acerca de su nueva fe en Cristo. Antes del final del día, él les había testificado a todos sus hermanos de la fraternidad acerca de Jesús.
Nuestro testimonio de Cristo debe reflejar un corazón agradecido —un deseo sincero de compartir las bendiciones de la salvación con los demás. Si nos acobardamos en dar una palabra de testimonio, pidámosle a Dios para que nos dé el deseo de hablar de Él. Entonces daremos testimonio porque queremos hacerlo.
SI CONOCES A CRISTO, QUERRÁS QUE OTROS LO CONOZCAN TAMBIÉN
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